Blandine
Michaut

Me incorporé al equipo de Asistencia Técnica de SICPA en junio de 2017.

Oí hablar de SICPA por primera vez durante el «Gran Premio de los Colores». De hecho, SICPA patrocinó un concurso abierto a todos los estudiantes de 2.^o y 3.^er año de la Escuela Francesa de Papelería e Industrias Gráficas de Grenoble.

SICPA volvió a cruzarse en mi camino cuando me instalé en Lausana. En aquel momento, mi objetivo no era trabajar en SICPA, pero como tenía amigos que trabajaban allí, siempre mantuve un contacto indirecto con la empresa.

Decidí trabajar en SICPA después de 11 años en la industria papelera. La empresa para la que trabajaba decidió trasladarse. Seguí trabajando para ellos durante unos años como consultora, pero la distancia me complicaba el trabajo y la vida social.
 
Por aquel entonces, yo ya era responsable de la asistencia técnica para Europa y Asia. Cuando se abrió el puesto de asesor técnico en SICPA, fue un paso lógico que me ofrecía importantes y nuevas perspectivas. Era el momento adecuado para hacerlo: un cambio de sector y de productos, así como una nueva oportunidad para descubrir una nueva dinámica. Como siempre había oído comentarios positivos sobre SICPA, a pesar de la discreción que le rodea, le di una oportunidad.

Después de licenciarme en Ingeniería Papelera y Gráfica, estuve seis meses en Eslovaquia y después un año en Filipinas con proyectos de desarrollo local. Dos experiencias extraordinarias con momentos difíciles en ocasiones, pero mágicos, sin duda.

Cuando volví, me decanté por una vida más convencional y empecé mi carrera profesional en una empresa americana en Luxemburgo, como técnico de Procesos. Aprendí mucho sobre gestión de proyectos, pero me di cuenta rápidamente de que necesitaba más aventuras, así que en seguida empecé a trabajar en una empresa brasileña. Esta empresa, que operaba en la industria de la pasta de papel, buscaba a alguien para desarrollar el servicio de asistencia técnica en Europa. Pasé seis meses en Brasil para asistir a un curso de formación antes de instalarme en la parte germanohablante de Suiza para trabajar. Estuve en este puesto durante 11 años.

Para mí, lo primero es el aspecto humano: la cohesión y la colaboración. He conocido a personas apasionadas que se implican y disfrutan compartiendo sus conocimientos. Era difícil asimilarlo todo, pero aun así aprendí mucho a su lado.

Mi principal objetivo es garantizar la satisfacción del cliente. Por lo general, la asistencia técnica se necesita cuando el cliente tiene algún problema. Puede ser un poco frustrante, porque nos toca apagar muchos fuegos, pero es muy satisfactorio cuando vemos que el cliente valora la ayuda que le prestamos.

Es difícil describir un día típico de trabajo. Solemos tener objetivos por la mañana, pero es raro que hagamos lo que se había previsto, ya sea en las fábricas de los clientes o en la oficina. Tenemos que ser flexibles y gestionar las prioridades, ya que somos el punto de contacto técnico del cliente. Por eso interactuamos con muchos departamentos diferentes de SICPA a lo largo del día.

Organización, flexibilidad, humildad, capacidad de escucha, espíritu colaborativo y crítico, disponibilidad para y determinación: todas estas competencias son necesarias para convertirse en un buen asesor técnico con el paso de los años.

Se necesita mucha flexibilidad. No siempre es fácil compaginar las dos cosas, pero en la actualidad forma parte de mí. Me resultaría difícil plantearme tener un trabajo 100 % presencial en la oficina. Los viajes y las interacciones con los clientes dan perspectiva a nuestro trabajo y son una fuente de satisfacción.

Respeto, discreción y compromiso.